lunes, 28 de mayo de 2007

Algeciras - Larache

Dias del 20 al 24
Algeciras - Tanger - Asilah - Larache
Total: 90 km


Total acumulado: 902 km


Cerca de Marruecos, en el ferry, el agua del mar se vuelve mas azul y deja de estar plana como una tabla. Sera porque hace un dia tormentoso. Al final no fue muy dificil encontrar una buena oferta para cruzar el estrecho con nuestras bicicletas y, al otro lado, nos espera Tato para recibirnos en el puerto. Es todo un lujo contar con alguien que te recibe y te guia cuando cambias de golpe de ciudad, pais y continente. Tato nos abrio las puertas de su casa (tiene unas impresionantes vistas y un estupendo salon marroqui) los dos dias que pasamos en Tanger. Antes de nuestra partida escuchamos sus consejos y los de Miriam.

Tanger, ademas de una estupenda playa que no pudimos disfrutar del todo por el mal tiempo, tiene una enrevesada Kasba y una enorme Medina. Tuvimos tiempo de pasear por la primera y perdernos en la segunda. Parece dificil no perder la orientacion en una Medina cuando se visita Marruecos por primera vez. Afortunadamente, en lugar de migas de pan, pudimos seguir a unos porteadores de sacos pesadisimos hasta fuera del casco antiguo.

Solo despues de rodar unos 10 km con nuestras bicicletas empezamos a ver tierras de cultivo y dejamos atras la ciudad de Tanger. El camino a Asilah es llano, pero nuestras piernas notaron el paron. Asilah es, en verano, un gran centro turistico donde acuden marroquis, espanioles y franceses principalmente. En esta epoca se celebra el Festival Internacional de la Cultura, que deja como huella durante todo un anio preciosos murales salpicando algunas fachadas de la Medina. Fuera de epoca estival es un lugar tranquilo de merecida parada, con gentes abiertas y simpaticas dispuestas a perder un rato charlando lejos de cualquier tipo de transaccion comercial. Por desgracia en Espania estamos cargados de prejuicios que pueden alejarte de situaciones tan agradables. Aunque conviene, desde luego, utilizar el sentido comun a la hora de entablar estas relaciones.

Nuestros cortos pasos nos llevaron de Asilah a Larache, con una parada en las ruinas de la ciudad romana de Lixus, cuyo mayor valor es subir a la colina y disfrutar viendo el impresionante meandro en forma de letra omega que dibuja el Loukkos poco antes de su desembocadura. Igual que Asilah vive principalmente del turismo, en Larache se vive de la pesca. En toda la ciudad huele a pescado y a mar, sobre todo en la Medina, cerca del puerto. Hacia el otro lado nos encontramos la plaza de la liberacion, un ejemplo de planificacion urbana colonial espaniola. La gran sorpresa de Larache la dara un paseo matutino por su mercado, un lugar bullicioso donde comprar un kilo de tomates por algo mas de 0.30 euros y una variedad increible de productos de Eroski, y donde la liga de futbol espaniola es el principal tema de conversacion.

Desde Larache.
Que el viento sople siempre a vuestro favor.
Nuria e Ivan.

sábado, 26 de mayo de 2007

Espanya


Madrid, centro neuralgico de españa, superpoblado, construido en exceso, caluroso, seco, muestra su lado mas amable en la comunidad y escaparse a las afueras supone un cambio radical de paisajes y gentes. Grandes embalses rodeados por bosques, zonas montañosas con una fauna y flora impensables para la provincia. Pero la naturaleza nos envuelve mas y mas conforme la abandonamos, y la florecida Avila nos abre paso entre cuestas de subida y de bajada. La pequeña pero imponente sierra de gredos permanece atenta al paso del tiempo y sus entrañables gentes reciben al viajero con una agradable sonrisa.
Enseguida te aproximas a tierra quijotesca comienzan a aparecer las tierras de cultivo. Agricultores removiendo la tierra con sus tractores y a su paso la garcilla en busca de su sustento. Las montañas se han quedado escondidas, los rios corren casi sin agua que llevar, estamos en tierra manchega, en tierra de acuiferos, zonas donde el agua se oculta para no ser evaporada por su enemigo el Sol. En los pueblos y ciudades se ven modernos edificios dormitorio en un intento por parecerse a su vecina la capital y para albergar a su cada vez mas extendida población.
La jara se transforma en encina y la garcilla en oveja, cerdo y vaca, pastando tranquilamente en pastos verdezales cuya unica ocupación es comer y pasear, y aunque algunos andan hasta 40 km. Diarios, es una vida envidiada por mucho. Los pueblos de Extremadura estan dispuestos en casas bajas blancas o de piedra, con una pequeña tienda y una pequeña iglesia y unos aldeanos que te abren las puertas de su vida, su casa y su corazón.

Casi sin darnos cuenta la lengua empieza a sesear, el termometro sube algunos grados y se empiezan a ver construcciones mudéjares. Estamos en Andalucia, cada provincia con su esplendor. Cordoba con su mezquita en el centro de la ciudad. En Sevilla se puede disfrutar de una colorida Marchena, de una sierra baja hasta Olvera y del blanco de sus pueblos. En Cadiz y Malaga las Serranias de Ronda y Grazalema, un diamante en bruto.
Cruzada media españa en linea recta viendo sus diferencias de vegetación, clima, gentes, lenguas... Se observa también como se converge hacia un igual, como afecta la globalizacion y tendemos a vestirnos todos igual, a comer lo mismo, a llevar el coche hasta la puerta, y es una pena perder esa diferenciación, es perder el origen. Es dejarse llevar por la corriente, crearse unas necesidades que en el fondo no tenemos. Nos creemos que necesitamos muchas cosas para el camino de la vida, y realmente es muy poco lo necesario. Cuando viajas con la casa a cuestas te das cuenta de lo poco que se necesita: algo de ropa, algo para cocinar, algo de comida, unos zapatos y te puedes permitir el lujo de tener algun aparato electronico y algun libro. Muchas veces nos pasamos el dia comprando cosas que nunca llegaremos a usar o a desgastar. Comida en exceso perecedera, que terminamos tirando. Se trata siempre de vivir a la ultima.
Aunque ser nomada también tiene su contraparte, y es duro cambiar de morada cada dia y hacer la maleta todas las noches. Vives el momento y el ahora, sientes cada espacio como tuyo, amoldas cada cama a tu cuerpo y compartes con el mundo tu alegría, dolores y miedos. Te apoyas en la gente porque necesitas a las personas y de sus consejos, necesitas el calor humano. Cada dia sabes que va a ser un nuevo dia de verdad, una nueva aventura.
Desde el octavo piso del edificio Ihnsaa en la calle Al Antaki de Tanger se ve la costa andaluza, ayer abandonabamos España en un bamboleante ferry repleto de vehículos, pero casi vacio de pasajeros. Uno de ellos, un mauritano muy delgado, con barba de varios dias que, vestia un traje gris oscuro, entabló conversación con nosotros mientras esperabamos a que el policía de puertos marroquí sellase nuestros pasaportes. El iba a conducir casi sin parar hasta Nouakchott, la capital mauritana, le contamos que nosotros también queremos llegar hasta aquí, pero en bicicleta, le parecio perfectamente factible aunque nos advirtió de los peligros que correriamos en Marruecos, una vez en el Sahara lo teniamos hecho. Cuando le comentamos que, después de eso, pretendiamos alcanzar el Cabo de Buena Esperanza esbozo una sonrisa y dijo: "Imposible, con un coche tal vez, pero en bicicleta... no, imposible". Simplemente tenia miedo de la parte del camino que no conocia.
Es apasionante ver como reacciona la gente que encontramos en nuestro camino al viaje que estamos realizando, Horst, nuestro rechoncho amigo cicloturista aleman, no penso en ningun momento que fuera imposible, solo peligroso. El churrero de Sancti Spiritus sentencio: "Con tiempo y una caña, todo se pesca". Cuando alcanzamos el final de la primera parte de la via verde de la Campiña, entre las provincias de Cordoba y Sevilla, le preguntamos a una pareja de mediana edad que paseaba en bici, como estaba el resto del camino hasta Marchena, al vernos tan cargados ella nos pregunto cual era nuestro destino, los ojos se le abrieron como platos y se le descolgo la mandíbula, se quedo literalmente sin palabras -¡¿Que?!, ¿Que vais acruza Africa?, pero eso... ¿Es posible? - Giro la cabeza hacia el, que no habia reaccionado aun y le dijo - ¿Has oido a donde van?, van a atravesar Africa -. El hombre dio un paso al frente, serio y con la mirada fija en la loma que teniamos al otro lado de la carretera afirmo - La via verde continua al otro lado de esa colina - la mujer le tiro del brazo -¿Pero has oido a donde van? - el, con mucha calma, la miro a los ojos y dijo - Bueno, a mi me han preguntado que como se va a Marchena - y continuó dandonos indicaciones sobre el camino mas inmediato.
La ausencia de reacción también la vimos en Fatma, la mujer de Casablanca que limpiaba la pensión en que nos alojamos en Algeciras. Aunque esta ciudad portuaria era nuestro primer gran hito en el viaje, no nos recibió calurosamente tras algo mas de 800 km. sobre la bici. Desde San Roque tuvimos que afrontar los ultimos kilómetros del recorrido por autovia, camino nada agradable. Intentamos buscar los dos campings que aparecen en todos los mapas y guias de viaje, pero lamentablemente ambos llevan mas de 10 años cerrados.
No nos quedo mas remedio que buscar otro alojamiento, preguntamos a una joven gaditana por las posibilidades, y algo apurada nos comento que, en Algeciras, no hay nada intermedio, o un hotel de lujo o una pension en el centro - lo malo - sentencio - es que esas pensiones estan llenas de moros, tened cuidado -. En fin, pensamos que lo mejor seria ir acostumbrandose a lo que tocaba y, después de preguntar precios en un par de pensiones, nos decidimos por alojarnos en una muy cercana a la entrada del puerto, estaba en un primer piso y nuestras bicis podian subira la habitacion.
La zona era totalmente marroquí, las carnicerias, las pastelerias y las pensiones estaban bautizadas con nombres arabes, se puede encontrar un locutorio en cada esquina y la poblacion que pasea por la calle es eminentemente arabe. La policia pide papeles en los alrededores del puerto y, mientras se escucha la contundente bocina de algun buque, un niño de tez oscura se juega la vida intentando dar esquinazo a un policía portuario, no lo consigue.
Como casi todas las ciudades con puerto de mar, los alrededores de este son un poco hostiles para el visitante poco acostumbrado, como nosotros. Aunque una de las mas impresionantes cualidades humanas es la capacidad de acostumbrarse a lo que sea y, a las pocas horas ya somos casi como del barrio.
En la pension se alojan inmigrantes recien llegados, a la entrada, sobre las baldosas decoradas con motivos andalusis, hay un folio con los horarios de los rezos musulmanes para el mes de mayo. La habitación es muy sencilla, tiene una ventana que da al baño, y una terraza con vistas a una sucia calleja. Los zapatillazos sobre la pintura celeste de la pared delatan la presencia de mosquitos, hay otras manchas sospechosas, pero preferimos no pensar en su origen.
Algeciras parece ser un pedazo de Marruecos en España, antes de cruzar el estrecho pensamos que lo que esperaba al otro lado era mas Algeciras, pero nos equivocamos, y mucho... pero eso ya es otra historia.

Desde Tanger.
Que el viento sople siempre a vuestro favor.
Nuria e Ivan.

jueves, 24 de mayo de 2007

Córdoba - Algeciras

Días del 11 al 19
Córdoba - Écija - Marchena - Río Corbones - Algámitas - Setenil de las Bodegas - Jimera de Libar - Jimena de la Frontera - Algeciras
Total: 358 Km

Total acumulados: 812 km

En primer lugar nos gustaría dar las gracias a Juan, el responsable del aula de informática de la Casa de la Juventud de Córdoba, gracias a él colgamos nuestro anterior blog. El día de descanso en esta ciudad andaluza, nos tuvo ocupados con el tema infórmatico.



Otra vez en marcha, utilizamos los múltiples carriles bici de Córdoba para alcanzar el inicio de la vía verde de la Campiña, dividida en dos partes, los primeros 30 kilómetros están ya listos para su uso y disfrute, el resto de la vía que transcurre por la provincia de Sevilla, se está terminando. Hicimos noche erca de Écija, y al día siguiente continuamos con las energías que nos daba la visita que recibiríamos ese día, hasta Marchena, un lugar que nos sorprendió positiviamente y que recomendamos visitar, aunque mejor en épocas menos calurosas.

Esa noche llegó una parte de los refuerzos, Ester e Israel se unirían a las rutas de los días siguientes. Aunque madrugamos nos llevó algo de tiempo poner a punto las bicicletas de las nuevas incorporaciones. Llegamos a la Puebla de Cazalla para descansar a la hora de la comida, y allí conocimos a Salvador, ciclista sevillano, quien nos recomendó la ruta a seguir para ir dirección a Olvera, por la montaña, y un sitio para comer.
Cuando ya anochecía y las piernas no daban más de sí, después de un repecho corto pero durísimo que nos dejó doblados, encontramos un fabuloso sitio para acampar cerca del río Corbones; donde esperaríamos a Carlos, que también se incorporaba a la ruta. Aunque encontrar el sitio dónde estábamos acampados no resultó muy fácil sin cobertura en los móviles.

Así de bien acompañados afrontábamos una durísima etapa de montaña, ya nos había advertido Salvador del kilómetro y medio con un 15% de desnivel que tendríamos que superar. Afortunadamente estábamos frescos por la mañana y esto no fue lo más duro de la jornada. Aún nos quedarían dos duras subidas; una con el Sol golpeando fuerte en la nuca y otra, hasta el camping de Algámitas, que es inenarrable, si podeis alojaros en este lugar algún día es muy recomendable, pero dejar la carga abajo. De nosotros, sólo Carlos consiguió subirlo en bici.

El domingo, después de hablar con las amigas del programa "España viajera" de RNE, nos despedimos de nuestra breve compañía, ojalá pudiérais uniros en otro momento. Ese mismo día dejamos atrás Pruna y Olvera, ambos forman parte de la ruta de los pueblos blancos, y en el primero hay una impresionante colonia inglesa. El anochecer nos pilló en Setenil de las Bodegas, un pueblo precioso cuya infraestructura turística deja mucho que desear.

La carretera nos indicaba que íbamos en el camino correcto hacia Algeciras, desde Pruna casi no nos separamos de la vía férrea que alcanza la localidad portuaria. Tres días nos separaban de nuestro primer gran objetivo y los dos primeros, besando los parques naturales de la Sierra de Grazalema y los Alcornocales, fueron de dura montaña.


La noche en el semi-abandonado camping de Jimera de Libar fue de truenos y relámpagos y aún nos estamos secando.

Después de conocer a Horst Junge, cicloturista alemán de avanzada edad, e intercambiar algunas palabras y consejos con él, llegamos a Algeciras. Los dos campings que había aquí han desaparecido, sólo queda alojarse en hoteles de lujo o en pensiones a pie de puerto; en busca del mejor precio optamos por esta segunda opción.
Y aquí cenando en una "terracita" en Algeciras.


Desde Algeciras, como no con problemas con las fotos.
Que el viento sople siempre a vuestro favor.
Nuria e Iván.

martes, 15 de mayo de 2007

Calera y Chozas - Córdoba

Días del 4 al 9.
Calera y Chozas - Minas de Santa Quiteria - Herrera del Duque – Sancti Spiritus – Higuera del Duque – Espiel - Córdoba.
Total: 314 km.


Total acumulado: 454 km

Nos despedimos de casa de Laure con un buen desayuno y aprovisionados de comida para pasar el día. La vía verde de la jara es una maravilla, aunque no nos dio muchos descansos porque la dirección que tomamos nos llevó cuesta arriba hasta el final. Ojalá todos los caminos que afrontamos fueran como este, lejos de carreteras y coches y con apeaderos y estaciones abandonadas para descansar del sol. Disfrutando del paseo junto al río y las jaras, llegamos a las minas de Santa Quiteria, donde hicimos noche.

Madrugamos a la mañana siguiente, para no afrontar con mucho sol la escalada a Puerto Rey, la subida mas dura de la jornada, y la línea divisoria entre Toledo y Cáceres.
Hicimos bien porque ese día la noticia principal del telediario era la entrada de una ola de calor en la península.
Pasado el embalse de Cíjara subimos hasta Castilblanco, donde un impactante monumento al emigrante recibe al visitante. Cuando ya pensábamos que no teníamos mas fuerzas, Herrera apareció en el horizonte y, tras provocar una tremenda desbandada en un grupo de unos 25 buitres que descansaban en el camino, alcanzamos el objetivo de la jornada.

El sexto día de camino, tras dibujar una enorme “Z” en el territorio, tomamos una carrera secundaria que transcurría entre dehesas, disfrutamos especialmente de las cigüeñas, los rabilargos y los abejarucos. Paramos en Siruela a comer, y aprovechamos para sestear a la sombra en la iglesia del calvario.

Emprendimos marcha sin una idea clara de donde dormir, la paciencia nos condujo a Sancti Spiritus, donde conseguimos el apadrinamiento de D. José García Sánchez y de "el churrero" y su familia para poner la tienda en el campo de fútbol, frente al "muro de Berlín", donde disfrutamos de un espectacular ocaso. Desde Sancti Spiritus hasta Cabeza del Buey hicimos la ruta mas corta hasta el momento. El paisaje era agradable, cruzando el gran embalse del Zujar. Para ganar el apoyo de la gente se prometió que el embalse atraería la lluvia, pero los lugareños confirman que no ha sido así.

Al día siguiente en Hinojosa del Duque recibiríamos una esperada visita, la familia de Iván se trasladó hasta aquí para traernos animo, apoyo y una tortilla de patata. Hinojosa es una localidad cuyo principal atractivo turístico son las incontables Iglesias, Ermitas y Conventos que uno puede visitar. Nosotros seleccionamos la Catedral de la Sierra y la Ermita del Cristo de las Injurias, dejando de lado el consejo que hace tiempo nos dio un venerable bávaro: "Las montañas desde abajo, las iglesias desde fuera y los restaurantes en el fogón”.

Nos restaban 100km hasta Córdoba, que pudimos resolver en dos duras jornadas de unos 50km cada una, lamentablemente la mayoría del trayecto fue por una carretera principal, donde los camiones silbaban cerca de los manillares de nuestras bicis; pensamos que sólo la hembra del mosquito Anopheles podrá hacernos correr más peligro. En la capital califal pudimos descansar un par de días, mejorar nuestra habilidad cocinando con el hornillo, pasear con y sin bici, conocer a un par de amigos ciclistas que nos informaron (mejor que en la oficina de turismo y en el Ayuntamiento) desde donde iniciar la vía verde de la campiña y disfrutar de la esencia de Al-Andalus.


Desde Córdoba.
Que el viento sople siempre a vuestro favor.
Nuria e Iván.

lunes, 7 de mayo de 2007

Móstoles - Calera y Chozas

Gracias a Marieta ya tenemos un poster que lamentablemente no nos pudimos llevar, seguro que queda bien en Sanchinarro "Bendito".

Días 1, 2 y 3.
El Soto de Móstoles - San Martín de Valdeiglesias - El Real de San Vicente - Calera y Chozas.
Total: 140 km.


Hola a todos, antes de nada tranquilizaros porque a pesar de las cuestas sufridas para llegar al Real de San Vicente, estamos bien de salud.

Mil gracias a los que nos acompañasteis en la salida, tanto a pie como en bici.

Os echamos de menos... a los que no fuisteis también.


Los primeros metros con la bici cargada nos recordaban a los primeros pasos de bambi en el lago helado, afortunadamente ya le hemos pillado el tranquillo. Iván no quiere ni saber los kilos que llevamos, pero Nuria insiste en pesarlos y lo conseguirá porque es por muchos sabido su cabezonería.

El paseo por la Vía Verde del Guadarrama desemboca en Navalcarnero, un pueblo con algo de encanto a las afueras de Madrid, hasta aquí nos acompañó la cuadrilla. Ocho sencillos kilómetros que se transformaron en dos horas de camino con la carga acuestas, pero con la compañía pasó lindo. Lástima que no nos acompañarais más lejos, ya que la Vía Verde del Alberche merece un paseo sosegado para disfrutar de su paz y de sus increibles paisajes.

Al día siguiente nos esperaba un largo y desagradable paseo por la M-501, no sabemos si quedarán linces en la zona o no, pero hacer una autovía para potenciar la velocidad de los coches que casi nos tiraban de la bicicleta, es un poco descabellado. A quién corresponda: ¿por qué no haceis un carril bici?

Hemos de decir que otros muchos conductores nos animaban con sus luces y pitidos en las cuestas más duras cuando nos acercábamos a las faldas de la cara sur del macizo de Gredos, ya cerca de nuestro segundo destino, El Real de San Vicente. Dónde nos esperaba una ducha y una cama (muchas gracias tíos).

En nuestra tercera jornada de pedaleo abandonamos esta ligera zona montañosa para adentrarnos en los llanos de Castilla, y dejando atrás Talavera nos esperaban en Calera y Chozas la familia de Laure con los brazos abiertos y las tijeras preparadas (buen corte Tere!).



Desde Calera y Chozas.
Que el viento sople siempre a vuestro favor.
Nuria e Iván.