domingo, 1 de julio de 2007

Guelmime - Laayoune

Guelmime - Tan Tan - El Ouida - Sidi Akhfennir - Desierto - Tarfaya - Laayoune
Dias del 51 al 57
Total: 463,37 km

Total acumulado: 2.632,37 km

Nuestro primer dia en el desierto tuvimos suerte, en Guelmime el dia amanecio nublado, incluso chispeaba en los primeros kilómetros que recorrimos en el Sahara. Asi, sorprendidos con el clima pudimos alcanzar Tan Tan en solo una jornada.


Unos 20 km antes de llegar a la ciudad de Tan Tan cruzamos lo mas parecido hasta el momento con la frontera entre Marruecos y el Sahara Occidental. Un exhaustivo control policial a todos los vehículos que seguian la ruta y que mas alla de Tan Tan tendriamos que pasar otras veces. Una vez en la ciudad se hace patente la ausencia de turistas en estas zonas y si alguien quiere disfrutar de la algarabia de una ciudad que es alto en el camino en el desierto, tiene que pasar por aqui. Desde donde solo 25km nos separaban de la playa donde hicimos un pequeño descanso.

En El Ouida, la playa de Tan Tan, se estan preparando para la llegada de las vacaciones en Marruecos. Asi el camping Sable D`or lo hacia con una ampliación, aunque esto no fue obstáculo para que los dos empleados, Hamdy, un mauritano de Rosso, y Mouloud, un cocinero saharaui, nos hicieran sentir como en casa. Cuando Hamdy supo que pasaremos por Rosso, donde viven su mujer y su hijo de 1 año, nos encargo hacerle una foto que mas tarde se convirtió en un book fotografico. Es gratiticante poder unir por unos instantes a una familia separada por la distancia, ejerciendo de carteros un tanto especiales. Asi nuestro viaje continuó con una motivación mas camino de Tarfaya, donde conoceriamos la historia de otros carteros de antaño.

El 29 de Junio, tras una dura etapa de viento en contra y la rotura de dos radios en la maltrecha rueda trasera de Pardinus, llegamos al puerto pesquero de Tarfaya, antes Cavo Juby. En esta zona costera del Sahara son comunes estos fuertes vientos y la formación de bancos de niebla, factores que juntos han provocado naufragios de muchas embarcaciones. Uno de los primeros exploradores del Sahara fue James Riley, obligado a esta hazaña por el naufragio del barco que capitaneaba. Tarfaya es una pequeña villa con dos calles asfaltadas y otras cubiertas por la arena de las dunas. Hay dos hoteles, una impresionante playa y un ambiente amigable. Cerca del dique entre las olas, esta la fortaleza española de Casamar, donde hoy jovenes como Ali, que nos invito aun te mientras charlabamos, juegan al futbol o salen en patera hacia la cercana isla de Fuerteventura (el ya lo ha intentado tres veces).

En esta ciudad, hay un museo dedicado a Antoine de Saint-Exupery y sus compañeros del aeropostal, que en una epoca en que internet era inimaginable, hicieron la comunicación postal posible entre Europa, Africa y America del Sur por medio de avionetas de helices. Saint-Exupery fue uno de sus pilotos, cuando hacia el servicio de correo aereo entre Toulouse y Dakar, una de sus escalas era en Tarfaya. Mas tarde seria destinado aquí como responsable de logistica de aeropostal. Suponemos que, como Peter Pan, no haber perdido su alma de niño y el haber pasado tanto tiempo en las nubes le hicieron capaz de escribir una obra como El Principito.


Casi 500 km en el desierto dan para cruzarse con dromedarios, con dunas tan grandes que se nos olvidan que estan formadas por diminutos granos de arena, y con un par de desembocaduras de rios que sorprendentemente llevan agua. Pero la hammada nos mostro tambien su lado negativo, una pequeña insolacion y un viento constante que hace que nos llevemos en nuestras alforjas parte de las dunas. Viniendo de Madrid nos resulta sobrecogedor no encontrar un alma en 100km a la redonda.

Aunque es algo por todos sabido, no dejan de sorprender la fauna y flora del desierto, en la primera sus colores abarcan toda la gama del marron y el amarillo, de donde mas les vale no salirse, asi muchas veces nos cuesta distinguir en las dunas a las alondras, ratones y zorros. En cuanto a la flora, fotografiamos un ejemplo de como se las apanian aqui los vegetales para almacenar el agua y florecer.


Ayer llegamos a Laayoune, una ciudad sin mucho encanto, donde se respira un ambiente de ocupación, debido a la presencia de innumerables militares marroquís y de observadores de la ONU. Aquí vamos a descansar unos dias y a engordar unos kilos antes de coger un autobus a Dakhla.

Desde Laayoune.
Que el viento sople siempre a vuestro favor.
Nuria e Ivan.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

penasba que cruzariais el desierto en algun medio mecanico, autobus, camion, automovil, etc.
De cualquir manera cuidaros mucho.
CHARLY

Anónimo dijo...

Ánimo chicos y muchas gracias por compartir con nosotros esta aventura tan maravillosa.
Cuidaros mucho

Besos

Cova

Anónimo dijo...

En estos momentos a miles de Km. (en el colegio), estamos sigiendo vuestra aventura.
Ya sabemos que estais en Dakla y con muchos ánimos de seguir vuestra aventura.
Desde la enfermeria con Amor y Jesus