sábado, 26 de mayo de 2007

Espanya


Madrid, centro neuralgico de españa, superpoblado, construido en exceso, caluroso, seco, muestra su lado mas amable en la comunidad y escaparse a las afueras supone un cambio radical de paisajes y gentes. Grandes embalses rodeados por bosques, zonas montañosas con una fauna y flora impensables para la provincia. Pero la naturaleza nos envuelve mas y mas conforme la abandonamos, y la florecida Avila nos abre paso entre cuestas de subida y de bajada. La pequeña pero imponente sierra de gredos permanece atenta al paso del tiempo y sus entrañables gentes reciben al viajero con una agradable sonrisa.
Enseguida te aproximas a tierra quijotesca comienzan a aparecer las tierras de cultivo. Agricultores removiendo la tierra con sus tractores y a su paso la garcilla en busca de su sustento. Las montañas se han quedado escondidas, los rios corren casi sin agua que llevar, estamos en tierra manchega, en tierra de acuiferos, zonas donde el agua se oculta para no ser evaporada por su enemigo el Sol. En los pueblos y ciudades se ven modernos edificios dormitorio en un intento por parecerse a su vecina la capital y para albergar a su cada vez mas extendida población.
La jara se transforma en encina y la garcilla en oveja, cerdo y vaca, pastando tranquilamente en pastos verdezales cuya unica ocupación es comer y pasear, y aunque algunos andan hasta 40 km. Diarios, es una vida envidiada por mucho. Los pueblos de Extremadura estan dispuestos en casas bajas blancas o de piedra, con una pequeña tienda y una pequeña iglesia y unos aldeanos que te abren las puertas de su vida, su casa y su corazón.

Casi sin darnos cuenta la lengua empieza a sesear, el termometro sube algunos grados y se empiezan a ver construcciones mudéjares. Estamos en Andalucia, cada provincia con su esplendor. Cordoba con su mezquita en el centro de la ciudad. En Sevilla se puede disfrutar de una colorida Marchena, de una sierra baja hasta Olvera y del blanco de sus pueblos. En Cadiz y Malaga las Serranias de Ronda y Grazalema, un diamante en bruto.
Cruzada media españa en linea recta viendo sus diferencias de vegetación, clima, gentes, lenguas... Se observa también como se converge hacia un igual, como afecta la globalizacion y tendemos a vestirnos todos igual, a comer lo mismo, a llevar el coche hasta la puerta, y es una pena perder esa diferenciación, es perder el origen. Es dejarse llevar por la corriente, crearse unas necesidades que en el fondo no tenemos. Nos creemos que necesitamos muchas cosas para el camino de la vida, y realmente es muy poco lo necesario. Cuando viajas con la casa a cuestas te das cuenta de lo poco que se necesita: algo de ropa, algo para cocinar, algo de comida, unos zapatos y te puedes permitir el lujo de tener algun aparato electronico y algun libro. Muchas veces nos pasamos el dia comprando cosas que nunca llegaremos a usar o a desgastar. Comida en exceso perecedera, que terminamos tirando. Se trata siempre de vivir a la ultima.
Aunque ser nomada también tiene su contraparte, y es duro cambiar de morada cada dia y hacer la maleta todas las noches. Vives el momento y el ahora, sientes cada espacio como tuyo, amoldas cada cama a tu cuerpo y compartes con el mundo tu alegría, dolores y miedos. Te apoyas en la gente porque necesitas a las personas y de sus consejos, necesitas el calor humano. Cada dia sabes que va a ser un nuevo dia de verdad, una nueva aventura.
Desde el octavo piso del edificio Ihnsaa en la calle Al Antaki de Tanger se ve la costa andaluza, ayer abandonabamos España en un bamboleante ferry repleto de vehículos, pero casi vacio de pasajeros. Uno de ellos, un mauritano muy delgado, con barba de varios dias que, vestia un traje gris oscuro, entabló conversación con nosotros mientras esperabamos a que el policía de puertos marroquí sellase nuestros pasaportes. El iba a conducir casi sin parar hasta Nouakchott, la capital mauritana, le contamos que nosotros también queremos llegar hasta aquí, pero en bicicleta, le parecio perfectamente factible aunque nos advirtió de los peligros que correriamos en Marruecos, una vez en el Sahara lo teniamos hecho. Cuando le comentamos que, después de eso, pretendiamos alcanzar el Cabo de Buena Esperanza esbozo una sonrisa y dijo: "Imposible, con un coche tal vez, pero en bicicleta... no, imposible". Simplemente tenia miedo de la parte del camino que no conocia.
Es apasionante ver como reacciona la gente que encontramos en nuestro camino al viaje que estamos realizando, Horst, nuestro rechoncho amigo cicloturista aleman, no penso en ningun momento que fuera imposible, solo peligroso. El churrero de Sancti Spiritus sentencio: "Con tiempo y una caña, todo se pesca". Cuando alcanzamos el final de la primera parte de la via verde de la Campiña, entre las provincias de Cordoba y Sevilla, le preguntamos a una pareja de mediana edad que paseaba en bici, como estaba el resto del camino hasta Marchena, al vernos tan cargados ella nos pregunto cual era nuestro destino, los ojos se le abrieron como platos y se le descolgo la mandíbula, se quedo literalmente sin palabras -¡¿Que?!, ¿Que vais acruza Africa?, pero eso... ¿Es posible? - Giro la cabeza hacia el, que no habia reaccionado aun y le dijo - ¿Has oido a donde van?, van a atravesar Africa -. El hombre dio un paso al frente, serio y con la mirada fija en la loma que teniamos al otro lado de la carretera afirmo - La via verde continua al otro lado de esa colina - la mujer le tiro del brazo -¿Pero has oido a donde van? - el, con mucha calma, la miro a los ojos y dijo - Bueno, a mi me han preguntado que como se va a Marchena - y continuó dandonos indicaciones sobre el camino mas inmediato.
La ausencia de reacción también la vimos en Fatma, la mujer de Casablanca que limpiaba la pensión en que nos alojamos en Algeciras. Aunque esta ciudad portuaria era nuestro primer gran hito en el viaje, no nos recibió calurosamente tras algo mas de 800 km. sobre la bici. Desde San Roque tuvimos que afrontar los ultimos kilómetros del recorrido por autovia, camino nada agradable. Intentamos buscar los dos campings que aparecen en todos los mapas y guias de viaje, pero lamentablemente ambos llevan mas de 10 años cerrados.
No nos quedo mas remedio que buscar otro alojamiento, preguntamos a una joven gaditana por las posibilidades, y algo apurada nos comento que, en Algeciras, no hay nada intermedio, o un hotel de lujo o una pension en el centro - lo malo - sentencio - es que esas pensiones estan llenas de moros, tened cuidado -. En fin, pensamos que lo mejor seria ir acostumbrandose a lo que tocaba y, después de preguntar precios en un par de pensiones, nos decidimos por alojarnos en una muy cercana a la entrada del puerto, estaba en un primer piso y nuestras bicis podian subira la habitacion.
La zona era totalmente marroquí, las carnicerias, las pastelerias y las pensiones estaban bautizadas con nombres arabes, se puede encontrar un locutorio en cada esquina y la poblacion que pasea por la calle es eminentemente arabe. La policia pide papeles en los alrededores del puerto y, mientras se escucha la contundente bocina de algun buque, un niño de tez oscura se juega la vida intentando dar esquinazo a un policía portuario, no lo consigue.
Como casi todas las ciudades con puerto de mar, los alrededores de este son un poco hostiles para el visitante poco acostumbrado, como nosotros. Aunque una de las mas impresionantes cualidades humanas es la capacidad de acostumbrarse a lo que sea y, a las pocas horas ya somos casi como del barrio.
En la pension se alojan inmigrantes recien llegados, a la entrada, sobre las baldosas decoradas con motivos andalusis, hay un folio con los horarios de los rezos musulmanes para el mes de mayo. La habitación es muy sencilla, tiene una ventana que da al baño, y una terraza con vistas a una sucia calleja. Los zapatillazos sobre la pintura celeste de la pared delatan la presencia de mosquitos, hay otras manchas sospechosas, pero preferimos no pensar en su origen.
Algeciras parece ser un pedazo de Marruecos en España, antes de cruzar el estrecho pensamos que lo que esperaba al otro lado era mas Algeciras, pero nos equivocamos, y mucho... pero eso ya es otra historia.

Desde Tanger.
Que el viento sople siempre a vuestro favor.
Nuria e Ivan.

1 comentario:

Unknown dijo...

Supongo que cada vez tendreis más problemas para actualizar la web. Es una pena, estoy deseando saber que tal os va por África :-)

Suerte